Ficha de artículo : 195394
Jarrón de flores de Mario Nuzzi, conocido como Mario dei Fiori, VENDIDO
Autor : Mario Nuzzi
Época: Siglo XVII
VENDIDO
Este elegante jarrón de flores, pintado al óleo sobre lienzo de 68 x 49 cm sin marco y 85 x 66 cm con marco, con un recipiente en forma de ánfora con un pequeño pie redondo, repujado en la banda superior con una refinada figuración de Galatea sobre una concha, se inserta con una relevancia indudable en el nutrido número de este tema básico de la "naturaleza muerta" europea e italiana, tanto por el alto valor mimético con el que se representan las flores individuales, como por su disposición airosa que confiere una profundidad espacial a la composición, a pesar de su clásica disposición frontal.
De hecho, es una obra representativa y típica de Mario Nuzzi, conocido como Mario dei Fiori (Roma 1603 – 1673), cuya autoría emerge con clara evidencia tanto por la mencionada impronta expositiva como por el detallado descriptivismo de las flores individuales ejecutadas con su inconfundible cifra estilística, marcada por una nitidez plástica y lineal impregnada de una penetrante sensibilidad cromático luminística.
Si, indudablemente, en este tema se vinculó directamente a la tradición de los maestros holandeses y flamencos de finales del siglo XVI, ciertamente apreciados y estudiados directamente por él, Nuzzi supo infundir a sus "Jarrones de flores" una objetividad más palpable con respecto a la cristalina nitidez de los maestros nórdicos, adhiriéndose desde el principio a las ascendentes fortunas del Barroco, progresivamente secundadas con una fragancia y libertad expositivas cada vez mayores.
Aberturas interpretativas que ya se pueden apreciar en esta pintura, en la que si los parámetros en alto son altísimos, otros, como el tulipán, muestran un marchitamiento incipiente, pero es sobre todo en la impresión tridimensional que genera este bouquet donde se explica el gusto innovador de Mario dei Fiori. Por lo tanto, una obra ya madura pero no avanzada, ya que la visión de abajo arriba, típica de
muchos de sus ejemplos ubicables en las últimas dos décadas de su carrera, aquí resulta
solo insinuada. Sin embargo, trazar un recorrido, incluso elástico, de la conspicua actividad de Nuzzi resulta difícil, dada la escasez de sus obras de segura datación.
En cualquier caso, son muchas las comparaciones más que convincentes con la pintura aquí examinada, que se pueden extraer de la consulta de la publicación editada por G. y U. Bocchi, Pittori di Natura Morta a Roma. Pittori italiani (1630 - 1750) (Arti Grafiche Padana, Verona 2005, pp.67-142, figg. MN 1-64), que incluye una amplia selección de las obras de Nuzzi y una introducción actualizada sobre su personalidad. Sobre la cual la crítica se había centrado desde el principio de los modernos estudios específicos, como los de Sterling y De Logu., seguida luego por su representativa presencia en la exposición del Palacio Real de Nápoles de 1964 - primera gran muestra y aún hoy la más completa sobre la "naturaleza muerta" italiana - y por el tratamiento de L. Laureati (La natura morta in Italia, Electa ed. Milano 1989, II, figg. 897-98), por citar solo las etapas principales; pero nunca con la amplitud y la documentación, así como con el rico repertorio ilustrado, aunque lejos de ser exhaustivo, de la mencionada obra. Para ello, se pueden citar algunos "Jarrones de Flores" ya en la colección Mansi de Lucca (op. cit., figg. MN 47-50); muy acertada es también la comparación con uno de los dos octógonos de colección privada (op. cit., fig. MN 55), como, con la referencia también al recipiente, la pareja de la colección Molinari Pradelli y la otra del Museo Civico de Como (op. cit., figg. MN 57-58 y MN 59-60).
Este "Jarrón de flores" se inserta significativamente en el catálogo específico de Nuzzi, centrado en la iconografía por él más pintada y de la cual fue un indiscutible protagonista no solo italiano sino también europeo. De hecho, aun vinculándose a la anterior tradición de los Países Bajos, el maestro romano puso a punto una fórmula inventiva de vasto éxito, con una evolución que parte de las primeras experiencias de la escuela romana, tras la estela de Caravaggio (Mario no en vano era sobrino de Meo Salini), hacia aperturas barrocas más progresivas con una pronta adhesión a los nuevos cambios estéticos. Aunque hay que no olvidar otras sus inventivas como el grupo de obras conservadas en España y la serie de las estaciones del palacio chigi ad Ariccia indudablemente el jarrón de flores representó una de las clave del éxito del Nuzzi ya ampliamente reconocido por las fuentes contemporáneas e inmediatamente siguientes.
Vemos en la presente obra los mismos jazmines de los que Mario Nuzzi puede decirse que es el poeta: poeta de su blancura fragante y estrellada. Son flores hechas por el arte de un florista que fue arquitecto también de los tallos, los pétalos y los cálices.
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Dr. Riccardo Moneghini
sperto in pittura antica - perito del tribunale